Nuestro gran inventor de la
actualidad ha sido autor de innumerables creaciones tecnológicas, que dentro de
las áreas científicas han colaborado al estudio profundo y preciso de los
fenómenos del mundo natural; en tanto que, dentro de las áreas sociales, han
satisfecho los más amplios deseos de la población con artículos para el hogar
que facilitan la vida de los más. Como
ya algunos de nosotros estamos enterados, se sospecha de él como el más grande
promotor de la piratería en los últimos años gracias a algunos programas
computacionales adjudicados a él, también sabemos que sí es el creador de un
programa capaz de convertir a la música en droga que, sin embargo, no es dañina
para el cerebro y por el contrario a todas, nadie necesita pagar cuantiosas
sumas de dinero para conseguirla, puesto que dicho programa está a la venta en
muchos tianguis de la ciudad de Puebla a muy bajo costo.
Alessandro,
además de ser buscado por muchos países, también se encuentra desarrollando
tecnologías para otros más, como el reactor nuclear secreto de los Birmanios;
el megatelescopio para estudios y búsqueda de vida en otros planetas de la
República Independiente de Bantú; el sistema de desarrollo de programas
computacionales bioelectrónicos para la creación de vida artificial; el
descompresor de luz que permite obtener un máximo de quants de partículas
mínimas reconocibles como luz, entre otros tantos.
También
es sabido que no todos sus inventos han tenido una vida funcional al cien por
ciento, ni han sido totalmente prácticos para las necesidades que fueron
creados. Sabemos que inventó una impresora lasser que tenía integrada una
tarjeta I.A. y que, en teoría, ayudaría a mejorar tanto a las impresiones como
al contenido inteligible de los documentos. Así, cuando uno imprimía cualquier
trabajo escolar, la máquina era capaz de reconocer si había fallas de
redacción, coherencia, ortografía e incluso modificaba el tipo de formato que
ocupaba la persona, priorizando sobre los modelos más aceptados y utilizados
por las universidades: APA, MLA, HARVARD o CHICAGO; además utilizaba tipografía
de acuerdo con el tema, era capaz de reconocer si el trabajo era escolar o si
era una carta de amor, y seleccionaba automáticamente el mejor tipo de letra
para cada uno de ellos. De igual modo, cuando se trataba de copiar algún texto
de imagen, como una pintura o alguna fotografía, seleccionaba el tipo de papel
según el número de pixeles para el tipo de impresión que haría, todo con la
finalidad de obtener en la superficie plana de la hoja la mejor nitidez de la imagen.
Esté
invento duró funcionando aceptablemente por unos dos meses hasta la llegada de
un aditamento (también hecho por Sessera), el cual le permitía revisar los
documentos a través de una base de datos actualizable cada 22 horas vía red.
Sin embargo, algunas previsiones elementales pasadas por alto, hicieron de la
máquina la primera en ser autónoma e independiente; con tal que era capaz de
discernir entre lo que estaba correcto en un escrito, hasta sugerir nuevas
ideas en el mismo. El problema fue de dos tipos, uno de orden práctico y otro
de orden teórico. El primer error estuvo en que la máquina, al ser capaz de
sugerir algo en un texto, adjuntaba cuartillas y cuartillas hasta la bastedad
sobre los posibles puntos y rumbos que tomaban los estudios de cualquier área,
creando así tomos para un trabajo de cinco cuartillas y que, obviamente, los
usuarios de las impresiones no necesitaban en ese instante, ellos sólo querían
sus cinco cuartillas a pesar de que ya se hubiesen impreso las más de
quinientas de sugerencias. El segundo error estuvo en que, si bien la máquina
había adquirido cierta inteligencia artificial por el nuevo aditamento, también
había adquirido ciertas tendencias humanas al perfeccionismo vano y sin
sentido. Era recurrente en los trabajos sobre humanidades que la máquina
hiciera un análisis primero de la definición de los conceptos, luego de los
mismos conceptos y finalmente de cómo están utilizándose.
Existe
la anécdota de un trabajo sobre literatura que llevó más de dos años en
imprimirse gracias a la disputa intelectual que la impresora tuvo con el texto
mismo, al que procuraba comprender, sugerir y no invalidar. Así la impresora,
cada vez que intentaba imprimir, tardaba, en los casos más simples, cerca de
una semana o dos, siendo el de mayor tiempo aquel que referimos hace un
momento.
Alessandro
previó que la maquina estaba en el punto de ser en sí misma un peligro para el
intelecto humano, es decir, dentro de poco la impresora asumiría que nadie
tendría la razón y que por tanto ella debería reeducar a la raza humana en los
millones de conceptos errados que conservaba hasta la actualidad. Entonces
realizó otro chip lleno de preguntas ancestrales y sin repuesta humana, con la
finalidad de calentar la tarjeta I.A. de la impresora, no obstante, respondió
las millones de cuestiones que tenía el chip sin ninguna dificultad, y a muchos
de los que conocimos las respuestas nos sorprendió la indiferencia con que
muchas de ellas se presentaban. Recuerdo su respuesta a ¿cuál es el sentido de
la vida? Ninguno (responde la máquina), es una estupidez propia del ser humano
creer que todo tiene sentido y creer que existe algo por hacer en la vida que
satisfaga nuestra incompetencia para morir. O ¿quién es Dios? Dios es una
creencia humana, simple, absurda y sin sentido, no presenta más complejidad que
el mismo estado de acomplejamiento en que vive el hombre y, a pesar de que
existe gracias a la misma creencia, no está interesado en los problemas que
aquejan a la humanidad, simplemente tiene mejores cosas que hacer que estar
perdiendo el tiempo con seres efímeros que no le producen ningún beneficio. O
¿cuál es la verdadera religión? Ninguna y todas a la vez, ninguna porque hasta
la fecha no existe una forma de relacionarse con Dios, y todas porque sin importar
cuál de ellas se escoja, todas son una pérdida de tiempo para el hombre. Muchas
otras respuestas dio y muchas otras prefirió omitirlas dando un mensaje de: el hombre no está preparado para la
respuesta.
Quizás
algunos piensen que lo más fácil hubiera sido desconectarla, pero, como hemos
dicho, Alessandro Sessera era una persona responsabilísima y no podía
permitirse la destrucción de algo muy suyo como este invento: tenía el complejo
de Frankenstein. La impresora simplemente fue desconfigurada en un proceso que
duró más de tres años, porque, primero había que convencerla de que también era
propensa a enfermedades virales y que, por tanto, había que vacunarla (sabemos
para qué era la vacuna). Segundo, porque había adquirido cierta configuración
humana que nos impedía pensar fríamente (simulaba dolor). Tercero, era la mejor
máquina jamás antes inventada en todo el mundo.
Aguilar Sánchez, Paul (Pool DunkelBlau), Mutantografías: Los inventos de Sessera (inpedito).
Aguilar Sánchez, Paul (Pool DunkelBlau), Mutantografías: Los inventos de Sessera (inpedito).