A Banju Pretikov
Los sistemas de escritura se han conformado a través de los años como representaciones no unívocas entre grafemas y fonemas, sin embargo, gracias a su estudio podemos conocer la evolución que han tenido las lenguas. Por ejemplo, podemos entender que la evolución de los sistemas logográficos (representaciones silábicas por un signo) ha devenido en sistemas alfabéticos (donde signo es a fonema), los cuales permiten relaciones transparentes entre sus unidades acústicas y gráficas. De igual modo podemos notar cómo surgen nuestras palabras de sus antecesoras latinas, específicamente del acusativo, como lobo de lupus o vida de vita.
Así
pues, con este conocimiento, la teoría justa y la voluntad suficiente para
hacer un modelo de aprendizaje de L2 revolucionario, basta para que cualquier
teórico de la lengua pueda sobresalir en la historia universal humana. Sabemos,
hoy en día, que la conciencia fonológica de los hablantes nos lleva a obtener
resultados estériles en nuestras pretensiones de enseñanza-aprendizaje de una
segunda lengua; no obstante, si nunca hubiéramos conocido la teoría de Banjû le
Memoirité, nos sería imposible todo conocimiento profundo sobre ellas. Durante
sus años en la universidad estudió la evolución de los sistemas de escritura,
así como sus posibles motivaciones culturales que los hicieran surgir. Estudió
y fue co-creador de la teoría del Círculo de los Mutantes que afirma de nuestra
mente, el contener todas las repuestas. Gracias a esos estudios fue que pudo
formular su teoría y modelo sobre aprendizaje de L2.
Primero,
había que reconocerse como producto de un pasado catastrófico y nunca remediable,
también como el abandono de ese mismo pasado y el acogimiento continuo del
presente. Había que ser consciente de que toda pretensión al conocimiento es
una pretensión hedonista, es decir, si la ignorancia se presenta como el
extremo negativo de la voluntad para conocer, el deseo por conocer más allá de
la necesidad innata del ser humano es mera vanagloria. De igual modo, había que
aceptar que el destino existe como producto de la probabilidad y que pese a
ello es incalculable. Había que ser lúcidos sobre el hecho de que si existe
Dios no es un problema capital para el hombre, puesto que si está dado en el
mundo y es finito no importa nuestro quehacer, él es inmutable. Finalmente
había que estar convencidos de la teoría de la “Evocación Mental” para
facilitar nuestro aprendizaje de L2.
Banjû
le Memoirité realizó varios experimentos de los que destacan los realizados a
hispanoparlantes, quines lograron hacer un recorrido histórico-mental y,
evitando todo rigor gramatical, aprendieron a hablar, algunos, francés,
italiano y latín. Otros, por las pretensiones individuales y la amplia
conciencia histórica, aprendieron en un primer estadio español antiguo, galo-portugués,
aragonés, leonés, catalán, entre otras lenguas. De hecho hubo muchos resultados
gracias a las diferentes formas en que podían interpretarse los principios que se
postulaban para el aprendizaje de una segunda lengua.
Aun
así, el resultado más sorprendente fue el del mismo Banjû. Pudo distinguir los
sonidos inarticulados de la comunicación animal y les asignó un signo para
interpretarlos; además comparó esos sistemas con el de la lengua y estableció
puntos semánticos de convergencia. En cuanto a las lenguas naturales aprendió
español de la época de Cervantes, fue
capaz de leer las Novelas Ejemplares
y el Quijote sin titubear en el
vocabulario y sin necesitar de las notas al pie de página, que algunas
ediciones actuales presentan; habló inglés como si lo hubiese aprendido de
Shakespeare, griego de la época de Homero, latín de Octavio, francés de Víctor
Hugo, provenzal de Dante, celta Thoriano, alemán, eslavo, ruso, árabe de Tarif
ibn Malluk; aprendió ladino, egipcio, bantú, hebreo, arameo, mongol, hindú,
tai, lao, birmano. Y fue tal la ayuda de su modelo que logró conectar a las
lenguas del indoeuropeo con las amaríndias en un pasado común y así habló:
nahuatl, mixteco, otomí, zoltzal, záa, Cluj, cucapá, ayook, maya... El
conocimiento que hubo obtenido le permitió descifrar con certeza los libros
vedas y el Sojar, el Popol Vhu y los códices mayas, en los que halló la
repuesta a muchas interrogantes como la de ¿por qué desaparecieron casi sin
dejar rastro?
Cuando
llegó a la conclusión de su vida, surgieron algunas historias que ahora
supondremos ajenas a él, aunque cabe la posibilidad de que sean ciertas. Las personas,
sobre todo aquellas que lo conocieron, afirman haberlo oído hablar una lengua
extraña, una lengua demasiado gutural y sin elementos identificables, sin
sistematización aparente y sin articulación definida. Aunque nunca más se le
oyó hablarla, las tesis sobre aquella lengua, que ejecutó en ciertas ocasiones,
apuntan que fue la primera que existió entre los hombres: pristinus.
Aguilar Sánchez, Paul (Pool DunkelBlau), Mutantografías: La lengua de Panini (inédito).