viernes, 27 de mayo de 2016

La lengua de Panini

A Banju Pretikov

Los sistemas de escritura se han conformado a través de los años como representaciones no unívocas entre grafemas y fonemas, sin embargo, gracias a su estudio podemos conocer la evolución que han tenido las lenguas. Por ejemplo, podemos entender que la evolución de los sistemas logográficos (representaciones silábicas por un signo) ha devenido en sistemas alfabéticos (donde signo es a fonema), los cuales permiten relaciones transparentes entre sus unidades acústicas y gráficas. De igual modo podemos notar cómo surgen nuestras palabras de sus antecesoras latinas, específicamente del acusativo, como lobo de lupus o vida de vita.
            Así pues, con este conocimiento, la teoría justa y la voluntad suficiente para hacer un modelo de aprendizaje de L2 revolucionario, basta para que cualquier teórico de la lengua pueda sobresalir en la historia universal humana. Sabemos, hoy en día, que la conciencia fonológica de los hablantes nos lleva a obtener resultados estériles en nuestras pretensiones de enseñanza-aprendizaje de una segunda lengua; no obstante, si nunca hubiéramos conocido la teoría de Banjû le Memoirité, nos sería imposible todo conocimiento profundo sobre ellas. Durante sus años en la universidad estudió la evolución de los sistemas de escritura, así como sus posibles motivaciones culturales que los hicieran surgir. Estudió y fue co-creador de la teoría del Círculo de los Mutantes que afirma de nuestra mente, el contener todas las repuestas. Gracias a esos estudios fue que pudo formular su teoría y modelo sobre aprendizaje de L2.
            Primero, había que reconocerse como producto de un pasado catastrófico y nunca remediable, también como el abandono de ese mismo pasado y el acogimiento continuo del presente. Había que ser consciente de que toda pretensión al conocimiento es una pretensión hedonista, es decir, si la ignorancia se presenta como el extremo negativo de la voluntad para conocer, el deseo por conocer más allá de la necesidad innata del ser humano es mera vanagloria. De igual modo, había que aceptar que el destino existe como producto de la probabilidad y que pese a ello es incalculable. Había que ser lúcidos sobre el hecho de que si existe Dios no es un problema capital para el hombre, puesto que si está dado en el mundo y es finito no importa nuestro quehacer, él es inmutable. Finalmente había que estar convencidos de la teoría de la “Evocación Mental” para facilitar nuestro aprendizaje de L2.
       Banjû le Memoirité realizó varios experimentos de los que destacan los realizados a hispanoparlantes, quines lograron hacer un recorrido histórico-mental y, evitando todo rigor gramatical, aprendieron a hablar, algunos, francés, italiano y latín. Otros, por las pretensiones individuales y la amplia conciencia histórica, aprendieron en un primer estadio español antiguo, galo-portugués, aragonés, leonés, catalán, entre otras lenguas. De hecho hubo muchos resultados gracias a las diferentes formas en que podían interpretarse los principios que se postulaban para el aprendizaje de una segunda lengua.
            Aun así, el resultado más sorprendente fue el del mismo Banjû. Pudo distinguir los sonidos inarticulados de la comunicación animal y les asignó un signo para interpretarlos; además comparó esos sistemas con el de la lengua y estableció puntos semánticos de convergencia. En cuanto a las lenguas naturales aprendió español de la época de Cervantes, fue capaz de leer las Novelas Ejemplares y el Quijote sin titubear en el vocabulario y sin necesitar de las notas al pie de página, que algunas ediciones actuales presentan; habló inglés como si lo hubiese aprendido de Shakespeare, griego de la época de Homero, latín de Octavio, francés de Víctor Hugo, provenzal de Dante, celta Thoriano, alemán, eslavo, ruso, árabe de Tarif ibn Malluk; aprendió ladino, egipcio, bantú, hebreo, arameo, mongol, hindú, tai, lao, birmano. Y fue tal la ayuda de su modelo que logró conectar a las lenguas del indoeuropeo con las amaríndias en un pasado común y así habló: nahuatl, mixteco, otomí, zoltzal, záa, Cluj, cucapá, ayook, maya... El conocimiento que hubo obtenido le permitió descifrar con certeza los libros vedas y el Sojar, el Popol Vhu y los códices mayas, en los que halló la repuesta a muchas interrogantes como la de ¿por qué desaparecieron casi sin dejar rastro?

            Cuando llegó a la conclusión de su vida, surgieron algunas historias que ahora supondremos ajenas a él, aunque cabe la posibilidad de que sean ciertas. Las personas, sobre todo aquellas que lo conocieron, afirman haberlo oído hablar una lengua extraña, una lengua demasiado gutural y sin elementos identificables, sin sistematización aparente y sin articulación definida. Aunque nunca más se le oyó hablarla, las tesis sobre aquella lengua, que ejecutó en ciertas ocasiones, apuntan que fue la primera que existió entre los hombres: pristinus.

Aguilar Sánchez, Paul (Pool DunkelBlau), Mutantografías: La lengua de Panini (inédito).

No hay comentarios:

Publicar un comentario