La inteligencia es subjetiva, de hecho todo en
este mundo es subjetivo. Basta con mirar a la persona que esté a nuestro lado,
poner un poco de nuestra atención y descubriremos que tengo razón, existe una
subjetividad que nos configura a esa persona. Así pues, la inteligencia no es
más que una percepción de bondad sobre un sujeto, al cual reconstruimos
mentalmente con la gran diferencia de que sobrepasa lo común o el promedio.
Pero, quién hace al inteligente, cómo nace, es inteligente de verdad.
Es
sabido, y negado por los obtusos, que aquello a lo que nosotros llamamos
realidad o mundo concreto, no existe como tal. Nuestra mente objetiva el mundo
mediante tres procesos; primero, reconoce a la realidad como tal a partir de
nuestra percepción, es decir, reconoce el punto donde la realidad “es”;
segundo, aquello que ha reconocido como realidad y filtrado por la “percepción”
pasa al punto de la “abstracción”, donde ya la realidad no es sino lo elemental y necesario para su identificación como tal
(aquí se complica el asunto); finalmente, la abstracción que hemos hecho del
mundo se interpreta, obteniéndose como resultado el mundo que conocemos, en
otras palabras, no ya la realidad sino lo que interpretamos de ella.
Complicado
de entender, ya por los contras que pudiéremos encontrar, como la definición de
percepción, abstracción e interpretación; o ya porque nuestra tradición
cultural nos impide ver más allá de lo evidente. Ahora bien, si la realidad es
una ilusión construida por y para nosotros mismos, cómo estar seguros de no
estar solos en el mundo. Miren que las posibilidades se multiplican y todo
puede ser. Nada me asegura que la lengua que hablo pertenezca al mismo sistema
de la lengua que hablan los demás, puede ser que sólo interpretemos con acierto
lo enunciado por el otro y de ahí que existan los malos entendidos cuando no se
hace correctamente. Puede ser que lo que digo ni siquiera tenga significado,
mas el otro tener la capacidad de entenderme priorizando sobre otros elementos
no lingüísticos. Puede que nada exista o que exista sin ser real.
Dijimos
que nosotros mismos construimos la realidad y por ello la configuración que
hacemos de las personas las define como tales, como inteligentes, tontos o
regulares, además de la configuración que hace la propia persona de sí mismo;
sin embargo, esta última es consecutiva y aun más relativa. Ergo, el
inteligente puede no ser inteligente sino vivir con una etiqueta falsa que
determina sus acciones. Cuáles son los límites que tiene el hecho de que la
realidad no sea sino una proyección de lo que nosotros queremos que sea. Hasta
dónde se puede llegar si alguien ocupa este conocimiento para beneficio propio.
A mediados del siglo XX, por ahí de
la segunda mitad de la década de los 50’s, existió un grupo
cultural-estudiantil-internacional de nivel universitario, cuyos integrantes
eran: Maribel Viedman, Victor Varr, Raneo Doviallá, Emilho Cabanhas, Al-Dei
Jubal, Lilith Pech, Sandy Lee, Quper, Gerad Bù-hau, François Fraternel, José
Luis Cortazar y Banjû le Memoiritèr. Este grupo de intelectuales, reconocidos
ampliamente hoy por innumerables trabajos filosóficos, musicales, lingüísticos
y literarios, creo la teoría llamada “Mentalis Evocatio”, la cual afirmaba que
la respuesta a toda interrogante está dada dentro de la mente de cada individuo.
Así pues, la verdadera tarea al dar la respuesta no es conocerla sino encontrar
las palabras precisas que la evoquen dentro de la mente del que pregunta.
A
pesar de los resultados fallidos que muchos de ellos obtuvieron durante un
largo periodo, bien por no comprender del todo la teoría, o bien por
sobrevalorarla, tres personajes se distinguen por la facilidad en que la
utilizaron. Victor Varr, François Fraternel y Banjû le Memoiritèr lograron
comprobar que era posible contestar sin dar la respuesta en el discurso.
Victor
Varr, semiotista de la escuela de París y profesor de semiótica intensiva en la Universidad de Puebla, descubrió que las
maravillosas imágenes del poema Primero
Sueño son una muestra barroca del mundo natural. Lo asombroso de su trabajo
no fue en sí demostrar lo barroco sino desentrañar las formas que nos pierden
en los vericuetos de la polisemia y hacernos ver que el poema no es lo barroco
pero sí necesariamente debe representar en sus formas a aquello que está
describiendo como barroco: el mundo. François Fraternel, realizó varios
estudios sobre los portales dimensionales creados sin intención por el hombre,
en los que la constante siempre era la predisposición inconsciente del sujeto a
descubrir nuevos horizontes de conocimiento. Su trabajo consistió en una serie
de entrevistas en las que, mediante una pregunta hacia él mismo de parte del
entrevistado, descubría quienes eran las personas más propicias para un viaje
inter-dimensional; recordemos que la teoría de la evocación mental afirma que
la respuesta a toda interrogante está dentro de nosotros. Finalmente, Banjû le
Memoiritèr estableció las bases para el aprendizaje de otra lengua mediante el
retroceso histórico en la familia de la lengua madre. Así, las lenguas que fácilmente
un hispanoparlante podía aprender eran: el portugués, el aragonés, el catalán,
el francés, el italiano, el retrorromano y algunas más que son casi desconocidas.
Los
otros miembros del grupo no se han quedado atrás, sin embargo, existen pocas
evidencias de trascendencia en sus trabajos. Alguno de ellos, no recuerdo
quién, hizo una tesis doctoral de literatura que habló de la posibilidad de
estar ficcionalizados en algún libro, ya sea por un sólo autor o por más de
uno; incluso se dice que este mismo personaje publicó un libro a la par de otro
grande de la literatura nacido bajo el canto de los tangos.
Hoy, sin acaparar el
mundo científico de las humanidades, continúan sus estudios en las diferentes
universidades en que laboran, aunque uno de ellos ha desaparecido sin dejar
rastro: Emilho Cabanhas.
Aguilar Sánchez, Paul (Pool DunkelBlau), Mutantografías: Mentalis Evocatio (inédito)
Aguilar Sánchez, Paul (Pool DunkelBlau), Mutantografías: Mentalis Evocatio (inédito)
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