jueves, 15 de julio de 2021

La generación 85-86 del Ghetto Escolar

Foto: Google maps
 

Niños que se formaron artistas


No es extraño que algunas manifestaciones artísticas surjan en contextos de represión, opresión, marginalización, etc., sobre todo cuando el poder radica en Estados Totalitarios que dictaminan los rumbos, las maneras y las formas en que todos deben ser e interactuar; es en esos contextos que las artes representan, de cierta forma, el lugar donde las libertades pueden experimentarse.

            Lo que tampoco es extraño es que esos Estados Totalitarios se reflejen en cada una de sus instituciones, como en las escuelas, que son el lugar donde se amaestra a los futuros ciudadanos. Pero si escribo esto es por algo que ha llamado mi atención en el caso particular de una de las instituciones más conocidas en la ciudad de Puebla: el Ghetto Escolar.

            Como es de dominio popular, se dice que ésta era una de las mejores escuelas de la ciudad, sin embargo, habría que preguntarnos por qué se tenía esa idea de ella. Quizá la respuesta esté en la mera imagen ilusoria y discursiva que durante años se formó a partir de un prototipo de ciudadano, aquel contenía en sí todos los valores aceptados por la sociedad de entonces. Y esos valores no eran otros que los típicos del subordinado, del vasallo, del oprimido que defiende al opresor. De ahí que, en el propio Ghetto, se premiara la constancia de las formas y las maneras impuestas desde el poder: casquete corto, uniforme “bien” vestido, peinado de tal o cual modo…, y se castigara todo aquello que representara divergencia. Nada diferente al fascismo.

            Pero, como en todo Estado Totalitario siempre hay brotes de insurgencia, revolución y anarquía, y no fue la excepción en el Ghetto Escolar. Claro, no estoy hablando de cuestiones armadas, sino de aquello que la edad permitía a sus actores, la salida por la vía de las artes. En el Ghetto, aun cuando no todos concluyeron sus estudios en él, podría haberse dado una ligera formación artística que resultó en lo que hoy podemos constatar en cada uno de los que aquí mencionaré. La generación del 85-86 ha dado unos frutos que, desde mi punto de vista, son increíbles y que de alguna u otra forma están dejando su huella en la historia oculta de la ciudad de Puebla. Digamos que el Ghetto Escolar ha sido el punto donde convergimos todos y, por tanto, el pretexto para este escrito.

He aquí los que recuerdo o de los que sé alguna cosa y que no es más que una lista de artistas como para que mi memoria no los olvide. Christian Bravo, arquitecto y artista plástico; Miguel Martínez, investigador literario y poeta; Iván Nájera, compositor musical; Gabriela Guevara, cronista y fotógrafa taurina; Hilario Tovar, artista plástico; Jorge Méndez, escritor; Javier Cano, artista plástico; Erick Lara, artista plástico; José Figueras, cineasta, Sandra Palacios, investigadora literaria y escritora; Javier Pedraza, cineasta, Rafael Alba, músico, Roberto Murrieta, narrador.

Sé que hay muchos más, sin embargo, de aquellos no tengo noticia alguna. Quizá el lector pueda ayudarnos a completar esta lista. Quizá en el futuro podamos dedicarle un espacio mayor para hablar del trabajo de cada uno de ellos. Incluso para saber si ese punto de encuentro, el Ghetto, marcó o no alguna cosa de lo que ahora producen.




P.D. Obvio ha habido muchos otros artistas que pasaron por el Ghetto en otras generaciones.

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