Niños que se formaron artistas
No es extraño que algunas manifestaciones artísticas surjan en
contextos de represión, opresión, marginalización, etc., sobre todo cuando el
poder radica en Estados Totalitarios que dictaminan los rumbos, las maneras y
las formas en que todos deben ser e interactuar; es en esos contextos que las
artes representan, de cierta forma, el lugar donde las libertades pueden
experimentarse.
Lo que tampoco
es extraño es que esos Estados Totalitarios se reflejen en cada una de sus
instituciones, como en las escuelas, que son el lugar donde se amaestra a los
futuros ciudadanos. Pero si escribo esto es por algo que ha llamado mi atención
en el caso particular de una de las instituciones más conocidas en la ciudad de
Puebla: el Ghetto Escolar.
Como es de
dominio popular, se dice que ésta era una de las mejores escuelas de la ciudad,
sin embargo, habría que preguntarnos por qué se tenía esa idea de ella. Quizá
la respuesta esté en la mera imagen ilusoria y discursiva que durante años se
formó a partir de un prototipo de ciudadano, aquel contenía en sí todos los
valores aceptados por la sociedad de entonces. Y esos valores no eran otros que
los típicos del subordinado, del vasallo, del oprimido que defiende al opresor.
De ahí que, en el propio Ghetto, se premiara la constancia de las formas y las
maneras impuestas desde el poder: casquete corto, uniforme “bien” vestido,
peinado de tal o cual modo…, y se castigara todo aquello que representara
divergencia. Nada diferente al fascismo.
Pero, como
en todo Estado Totalitario siempre hay brotes de insurgencia, revolución y
anarquía, y no fue la excepción en el Ghetto Escolar. Claro, no estoy hablando
de cuestiones armadas, sino de aquello que la edad permitía a sus actores, la
salida por la vía de las artes. En el Ghetto, aun cuando no todos concluyeron
sus estudios en él, podría haberse dado una ligera formación artística que
resultó en lo que hoy podemos constatar en cada uno de los que aquí mencionaré.
La generación del 85-86 ha dado unos frutos que, desde mi punto de vista, son increíbles
y que de alguna u otra forma están dejando su huella en la historia oculta de
la ciudad de Puebla. Digamos que el Ghetto Escolar ha sido el punto donde
convergimos todos y, por tanto, el pretexto para este escrito.
He aquí los que recuerdo o de los
que sé alguna cosa y que no es más que una lista de artistas como para que mi
memoria no los olvide. Christian Bravo, arquitecto y artista plástico; Miguel Martínez,
investigador literario y poeta; Iván Nájera, compositor musical; Gabriela
Guevara, cronista y fotógrafa taurina; Hilario Tovar, artista plástico; Jorge
Méndez, escritor; Javier Cano, artista plástico; Erick Lara, artista plástico;
José Figueras, cineasta, Sandra Palacios, investigadora literaria y escritora;
Javier Pedraza, cineasta, Rafael Alba, músico, Roberto Murrieta, narrador.
Sé que hay muchos más, sin
embargo, de aquellos no tengo noticia alguna. Quizá el lector pueda ayudarnos a
completar esta lista. Quizá en el futuro podamos dedicarle un espacio mayor
para hablar del trabajo de cada uno de ellos. Incluso para saber si ese punto
de encuentro, el Ghetto, marcó o no alguna cosa de lo que ahora producen.
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