miércoles, 6 de abril de 2016

El Hiperrealismo

Hablar del Hiperrealismo nos lleva a mencionar las otras corrientes realistas de la historia literaria. De hecho podemos decir que desde la literatura griega nos encontramos ante un tipo de realismo. La mímesis busca acercarse a la realidad, sin embargo, ese acercamiento está mediado también por la mitología, que para nuestros días concebimos como ficción, aunque es de suponer que para la los griegos representaba una verdad pues formó parte de sus tradiciones religiosas. Así hemos pasado por distintos tipos de realismo que buscan ese acercamiento a lo que se considere en cada época la realidad. Si mal no recuerdo, tenemos los siguientes: realismo grotesco del periodo Barroco, el costumbrismo propuesto por Flaubert, el naturalismo de Zola, el realismo psicológico de Dostoievski y el realismo mágico con escritores del Boom como García Márquez.
            La cuestión es definir el Hiperrealismo, aunque más que definir es describirlo porque no se busca colocar límites, así pues diré que el hiperrealismo es una corriente, originalmente pictórica y ahora literaria, que no busca “realmente” representar la realidad, sino más bien confundirla, trastocarla y generar en el lector la aceptación de otra realidad. El hiperrealismo tiene como fundamento la creencia del lector; cuando éste se enfrente al texto hiperrealista debe creer que lee algo con tintes de verdad y realidad; pero los elementos de la estructura y el contenido harán que dude sobre su propia creencia (o buscan eso). Así, el lector puede descubrir que el texto está planteado en un mundo igual al que conoce, con personajes de entidades reales, pero con acciones que no coinciden con lo que él ya sabe de esos personajes, haciendo planteamientos que para nuestra realidad sean absurdos, alternos. El hiperrealismo no es histórico, no plantea un recuento de la vida histórica de un lugar o de un personaje; tampoco es futurista, no une las causas para contarnos la posibilidad futura. El hiperrealismo es siempre ficción y la parte importante es que no puede contar las acciones futuras porque el hiperrealismo es siempre pasado, en esa realidad alterna todo está consumado.
            El trabajo literario que hice como apertura al hiperrealismo es una colección de cuentos llamada: Mutantografías. En dichos textos uno puede observar lo siguiente: lenguaje académico, pero no es un lenguaje académico como el que se acostumbra en esta realidad, sino que en ese mundo, que se parece al nuestro, existe a su vez un propio lenguaje académico que, si revisamos a Bajtín, sería paródico. También hallamos datos de este mundo pero tergiversados, nombres de lugares conocidos, en todos y cada uno de ellos la hiperrealidad los trastoca y deforma para devolver un mundo cuasi-similar.
            No sé si quede explicada la corriente, aunque siempre se puede discutir y replantear en sus límites.

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