Hablar del Hiperrealismo nos lleva a mencionar las otras
corrientes realistas de la historia literaria. De hecho podemos decir que desde
la literatura griega nos encontramos ante un tipo de realismo. La
mímesis busca acercarse a la realidad, sin embargo, ese acercamiento está
mediado también por la mitología, que para nuestros días concebimos como
ficción, aunque es de suponer que para la los griegos representaba una verdad
pues formó parte de sus tradiciones religiosas. Así hemos pasado por distintos
tipos de realismo que buscan ese acercamiento a lo que se considere en cada
época la realidad. Si mal no recuerdo, tenemos los siguientes: realismo
grotesco del periodo Barroco, el costumbrismo propuesto por Flaubert, el naturalismo
de Zola, el realismo psicológico de Dostoievski y el realismo mágico con
escritores del Boom como García Márquez.
La cuestión
es definir el Hiperrealismo, aunque más que definir es describirlo porque no se
busca colocar límites, así pues diré que el hiperrealismo es una corriente,
originalmente pictórica y ahora literaria, que no busca “realmente” representar
la realidad, sino más bien confundirla, trastocarla y generar en el lector la
aceptación de otra realidad. El hiperrealismo tiene como fundamento la creencia
del lector; cuando éste se enfrente al texto hiperrealista debe creer que lee
algo con tintes de verdad y realidad; pero los elementos de la estructura y el
contenido harán que dude sobre su propia creencia (o buscan eso). Así, el
lector puede descubrir que el texto está planteado en un mundo igual al que
conoce, con personajes de entidades reales, pero con acciones que no coinciden
con lo que él ya sabe de esos personajes, haciendo planteamientos que para
nuestra realidad sean absurdos, alternos. El hiperrealismo no es histórico, no
plantea un recuento de la vida histórica de un lugar o de un personaje; tampoco
es futurista, no une las causas para contarnos la posibilidad futura. El
hiperrealismo es siempre ficción y la parte importante es que no puede contar
las acciones futuras porque el hiperrealismo es siempre pasado, en esa realidad
alterna todo está consumado.
El trabajo
literario que hice como apertura al hiperrealismo es una colección de cuentos
llamada: Mutantografías. En dichos textos uno puede observar lo siguiente:
lenguaje académico, pero no es un lenguaje académico como el que se acostumbra
en esta realidad, sino que en ese mundo, que se parece al nuestro, existe a su vez
un propio lenguaje académico que, si revisamos a Bajtín, sería paródico.
También hallamos datos de este mundo pero tergiversados, nombres de lugares
conocidos, en todos y cada uno de ellos la hiperrealidad los trastoca y deforma
para devolver un mundo cuasi-similar.
No sé si
quede explicada la corriente, aunque siempre se puede discutir y replantear en sus
límites.
No hay comentarios:
Publicar un comentario